Cuentos para niños

El Gran Concurso de Chistes

El Gran Concurso de Chistes

El Gran Concurso de Chistes

Era un hermoso día soleado en el Bosque Risueño, donde todos los animales vivían felices y contentos. Entre ellos, había dos mejores amigos: Timo, un travieso conejo blanco, y Rita, una astuta ardilla marrón. Timo amaba contar chistes y siempre estaba dispuesto a hacer reír a sus amigos. Por su parte, Rita no solo disfrutaba de los chistes de Timo, sino que también estaba deseosa de contar los suyos.

Un día, mientras exploraban el Bosque Risueño, vieron un gran cartel en un tronco de árbol. Decía: “¡Gran Concurso de Chistes! ¡Ven a reír y a competir por el Gran Trofeo de la Risa!” Timo saltó de alegría y dijo: “¡Rita, tenemos que participar! Juntos podemos ganar el trofeo y hacer felices a todos los animales del bosque.”

Rita sonrió y respondió: “¡Por supuesto, Timo! ¡Nos convertiremos en los reyes de la comedia!” Así que, emocionados, decidieron prepararse para el concurso. Pasaron la tarde inventando chistes y practicando sus mejores actuaciones.

Bajo la sombra de un gran árbol, Timo decía: “¿Cuál es el animal más antiguo?” Y Rita respondía riendo: “El búho, porque siempre tiene una gran historia que contar.” Ambos se reían a carcajadas y se sentían listos para enfrentar el concurso.

El día del concurso, los animales llenaron la gran colina donde se celebraba el evento. Allí estaban el sabio búho, los siempre risueños patos, las alegres ardillas y muchos más. El anfitrión del evento era Don Riso, un caracol muy divertido y famoso por sus ingeniosos chistes.

“¡Bienvenidos a todos!” dijo Don Riso con su voz melodiosa. “Hoy, los animales que se atrevan a hacer reír a todos tendrán la oportunidad de llevarse el Gran Trofeo de la Risa. ¡Que comience el espectáculo!”

Timo y Rita esperaron su turno con nerviosismo, mientras escuchaban atentamente a los otros participantes. Primero, fue el loro Pablo quien, con su picoteo y plumas brillantes, hizo reír al público con sus chistes sobre la comida. Luego, la tortuga Clara intentó contar un chiste, pero se olvidó de la punchline y terminó haciéndose reír de sí misma.

Llegó el turno de Timo y Rita. Ambos miraron al público y Timo dijo con voz fuerte: “¡Hola a todos! Somos Timo el conejo y Rita la ardilla, y estamos aquí para hacerlos reír.”

Rita comenzó rápidamente: “¿Por qué los pájaros no usan Facebook? ¡Porque ya tienen Twitter!” Una ola de risas recorrió a los presentes y Timo continuó la diversión. “¿Sabes por qué los esqueletos no pelean entre sí? ¡Porque no tienen agallas!” El público estalló en carcajadas, y el entusiasmo creció.

Los amigos se sintieron más seguros y siguieron imbatibles en su actuación. “Oye, Rita, ¿qué le dice una iguana a su hermana gemela?” preguntó Timo. “¡Iguanita!” respondió ella haciendo una divertida pose. Nuevamente, el estallido de risas era ensordecedor.

Después de varios chistes, concluyeron con un gran final. “Ahora les vamos a contar el chiste que nos hizo reír más a nosotros,” dijo Timo mientras Rita se preparaba detrás de él. “¡Prepárense!” Y, mientras se formaban los murmullos, continuó: “¿Qué hace una abeja en el gimnasio? ¡Zum-ba!”

Una risa colectiva resonó por todo el bosque y Timo y Rita observaron felices cómo todos sus amigos aplaudían y se reían. Don Riso, el caracol, aplaudió también muy emocionado y les dijo: “¡Eso fue magnífico! ¡Timo y Rita, ustedes son los verdaderos campeones del humor!”

Finalmente, Don Riso levantó el Gran Trofeo de la Risa, una brillante estatuilla de un pato riendo, y se lo entregó a Timo y Rita. “¡Por su increíble actuación y por hacer feliz a todos, se lo merecen!”

Los dos amigos se abrazaron felices, mientras los demás animales vitoreaban. “Gracias a todos, y recuerden que lo más importante es compartir la risa,” dijo Timo mientras señalaba a su amiga Rita.

Así que Timo y Rita no solo se llevaron a casa el trofeo, sino que también aprendieron que el verdadero valor del humor es cuando se comparte con amigos. Y desde ese día, cada vez que se encontraban, contaban chistes y hacían reír a todos en el Bosque Risueño.

Moraleja: La risa compartida es un regalo que hace a todos más felices.